“Espacios cómplices” es el título que María Oriza ha propuesto para esta exposición.
Sus piezas e instalaciones son a la vez pinturas y esculturas, y también arquitecturas. La complicidad que su escultura busca con el espacio ambiciona más bien crear lugares de protección y de convivencia. “Las murallas —dice María Oriza— son espacios cómplices, porque te ayudan”. La muralla defiende y protege del enemigo exterior. La muralla da cobijo, seguridad y protección.
Sus piezas e instalaciones son a la vez pinturas y esculturas, y también arquitecturas. La complicidad que su escultura busca con el espacio ambiciona más bien crear lugares de protección y de convivencia. “Las murallas —dice María Oriza— son espacios cómplices, porque te ayudan”. La muralla defiende y protege del enemigo exterior. La muralla da cobijo, seguridad y protección.
Ese es el tipo de complicidad que su escultura busca con el espacio. Una escultura que abre ámbitos de convivencia, de serenidad y armonía, en los que la contemplación se hace posible. Algunas de las instalaciones escultóricas de esta exposición están pensadas específicamente como un muro: como un espacio de protección y de defensa. Otras llevan
explícitamente el título de “Templo”, convocando con ello espacios de meditación
y de silencio.
María Oriza dibuja sobre sus esculturas, creando dentro de ellas espacios ilusorios o virtuales. Traza sobre ellas líneas que le dan movimiento interior, un volumen y una apariencia diferente a la de su figura real. Con ello su escultura trabaja también contra el espacio real, generando ópticamente un espacio virtual.
Un espacio que tiene más que ver con el ver perspectivista de la pintura que con la configuración corporal del espacio propia de la escultura.
De este modo entonces su complicidad con el espacio, si algún delito comete, es tan sólo el de la transgresión de los géneros artísticos tradicionales, pues su obra es escultura, es pintura y es también arquitectura.
Espacios Cómplices - María Oriza |
Espacios Cómplices - María Oriza |
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